El conocimiento es una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse.

lunes, 2 de agosto de 2010

El rayo de Centenera

...La piedra me la había regalado otro niño, hijo de un labrador del pueblo de Centenera de Andaluz, quien la había encontrado en un sitio del término de este pueblo donde, según decía, solían hallarse muchas.
Añadía, mi amigo de la infancia, que la piedra en cuestion era un rayo que había caido como núcleo de una chispa eléctrica en una exhalación, y penetrando siete estados debajo de tierra, a los siete años había salido por si misma a la superficie. ¡Lástima grande que aquel labrador haya muerto y mi compañero de la niñez esté en la tumba! A vivir uno y otro, yo corriera al pueblo de Centenera de Andaluz, y haciéndome llevar al sitio donde se halló aquel rayo, rebuscara hasta encontrar algunos de ellos, no con menos afán que el avaro minero busca las venas de oro en las entrañas de la tierra; que aquellas piedras no eran rayos sino armas ofensivas o instrumentos de labranza empleados por los hombres, allá, muy lejos, cuando no se conocían el hierro ni el acero.
Llámanse en general estas piedras, armas, instrumentos, hachas y martillos celtas, atribuyéndolas a los primeros tiempos de estos pueblos o razas; pero los sabios modernos calculan con fundamento que pertenecen a una época más remota en que los usaron hombres de distintas razas y origen diferente de los Celtas, los Iberos y Vascos que tenemos equivocadamente por los primeros pobladores de nuestro suelo.


(Soria. Nicolás Rabal)