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martes, 20 de mayo de 2008

VALDERRUEDA

De los 247 habitantes que tenía en 1900, han quedado sólo veinte, es decir, en un siglo la población se ha reducido nada menos que a un diez por ciento. Son las consecuencias de ir en el furgón de cola del capitalismo salvaje. Las ciudades grandes, cada vez más grandes, los pueblos pequeños, cada vez más pequeños. Los trenes cada vez más rápidos y cada vez llegan a menos sitios. Las industrias cada vez más concentradas. A nosotros nos da igual quien gobierne en Madrid o en Valladolid: las diferencias son cada vez mas grandes entre las regiones ricas y las pobres, la brecha está cada vez más abierta: hay una España interior que va de capa caída y otra periférica, mas Madrid, que va viento en popa, y así no se hace un Estado, porque un estado debe guardar un mínimo equilibrio territorial y no las abismales diferencias de población que hay en el nuestro. La provincia de Soria es un desierto demográfico, así que no digamos la comarca de Fuentepinilla, un desierto dentro de otro desierto. Y no sirve de nada que la Constitución hable de equilibrios, porque eso solo es papel mojado cuando hablamos de un pueblo de la Vieja Castilla como Valderrueda. Sería deseable que nuestros pueblos para tener un mínimo de dignidad o de entidad tuvieran un par de cientos de habitantes cada uno. ¿Cómo se consigue esto? pues repartiendo juego, cojones, sacando tantas industrias de las capitales y ayudando a instalarse en una red de pueblos grandes o medianos por toda España que ayuden a estabilizar la población a no dejar morir la mitad de nuestro país como se nos está muriendo. Esto tienen que hacerlo los que pueden hacerlo, esos que votamos cada cuatro años y se olvidan de nosotros, esos que ocupan cargos tan sonoros como ministro de obras publicas, ministro de industria, consejero de ordenación del territorio, y cosas por el estilo, porque estas cosas tan importantes no se las vamos a pedir al alcalde de Fuentepinilla o al de Centenera, que son meras víctimas, también ellos, del sistema apisonadora que padecemos.

Pero andábamos por Valderrueda, donde hay una iglesia románica de de La Asunción, bueno románica en su origen como casi todas, porque luego se iban haciendo arreglos y se cambiaba la fisonomía original, en unos sitios con mas éxito que en otros. Aquí queda de la primera obra de mediados del siglo XIII la nave y la portada de cuatro arquivoltas simples y tres parejas de columnas con sus capiteles de temática vegetal y figurados (dos híbridos con gran cabeza humana y enorme cola serpentina en un capitel y una cabeza barbada en otro). La capilla mayor, el arco triunfal y quizás la espadaña son ya del XVI. La iglesia es de humilde mampostería, con cabecera cuadrada, sacristía adosada, y espadaña truncada. Es posible también que la pila bautismal sea románica, aunque está retallada. Tiene veintiséis canecillos en la cornisa norte (diez achaflanados, quince en proa de barco, y el resto con una bola de círculo inciso).
Festejan a los santos Gervasio y Protasio en torno al 19 de junio. En 2005 se los robaron de la iglesia y tuvieron que pedírselos a otro pueblo para hacer la procesión. Ignoro si los han recuperado. Esta noticia de robos y expolios es ya desgraciadamente tan común que ha dejado de interesar a los fabricantes de noticias. Me gustaría que alguien me dijera que estos santos de nombre tan singular se hallan ya tranquilitos en la venera de su retablo en la iglesia, donde han estado desde hace siglos.
Hay en el pueblo un par de copiosas fuentes con los sonoros nombres de El Cabituerto y del Oso, un merendero de la Fuente de la encina, y un museo etnográfico, en el local que fue granero municipal.

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3 comentarios:

Helena Grillo dijo...

Lamentablemente ni las tallas de San Gervasio y San Protasio, ni la de la Virgen de la Asunción, titular de la parroquia, que fueron expoliadas en 2005, se han recuperado. No se sabe nada de ellas:

Unknown dijo...

la foto central pertenece a osona

La Madriguera dijo...

Me parece que te equivocas, Ernesto. Las fotos las hice yo en Valderrueda

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